viernes, 7 de diciembre de 2007

Diario de Y.D.

Cuando tenía 27 años se me rompió la vida.

El 23 de Junio de 1992 yo iba al trabajo como todos los días, era el último martes del curso académico 91-92 que yo impartía como profesora de Ciencias Naturales del instituto de Villablino. Este trabajo tan importante siempre me había apasionado…, enseñaba a futuros miembros de nuestra sociedad (no se trata de una frase hecha, es que es así).Mi ilusión se había cumplido y tenía toda la vida por delante.

Esa mañana lluviosa sufrí un brutal accidente de tráfico del que me recogieron en estado de coma profundo como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico. Así permanecí durante 28 días. Sospecho que esa situación constituía un sistema de autodefensa del propio organismo para aclararse de lo que había pasado, una vez que se ordenó un poco creyó que merecía la pena despertar de nuevo porque yo era una chica joven. Volver a empezar….volver a nacer….Eso fue, volver a nacer de nuevo en este caótico mundo de adultos.

Recuerdo a partir de Septiembre de ese inolvidable año (Olimpiadas de Barcelona, Expo de Sevilla, el AVE y mi accidente) y el periodo siguiente desde que salí de la UCI me lo ha contado mi familia que siempre estuvo a mi lado. La subida a la habitación del Hospital en estado comatoso fue traumática, espantosa y la vuelta a casa después de un mes fue peor. Era la niñez de un cuerpo adulto al que temían que enseñarle de todo y regañarle o reñirle por los antojos infantiles. No paraba de moverme, no miraba, no conocía, no hablaba y me cansaba de todo, era peor que mi sobrino de catorce meses. Aquella etapa fue un show traumático para quienes me rodeaban y a fuerza de su amor y paciencia en mayúsculas, consiguieron sacarme adelante.

Mi memoria data de ese otoño y ya volvía a reírme con las escasas bromas que circulaban en aquella atmósfera.

Despertaba de un colchón colocado en el suelo y desayunaba con un babero-mandil porque siempre me babeaba y me atragantaba cuando comía. Tenía las cuerdas vocales dañadas tras la entubación que necesité para respirar y por ello me costó hablar de nuevo cuando además debía coordinar las palabras….y las ideas. A todo esto llegaba la ambulancia a mi casa para recogerme y llevarme al hospital para hacer rehabilitación y logopedia. Caminaba coja y como podía con la cabeza bailando encima de los hombros, con los puños cerrados con fuerza, nunca estaba relajada…Qué absurdo era todo para mi, pensaba yo en aquellos momentos de mayor lucidez que, en ocasiones puntuales, despertaban mi mente.

Así pasaban los días, las semanas, los meses….pero era muy feliz, como un niño con zapatos nuevos, pues en el fondo estaba estrenando la vida, aunque no entendía nada; pero daba igual porque los mayores me cuidaban.

Enseguida descubrí que necesitaba hacer ejercicio para dejar mi cuerpo como se encontraba antes del accidente o parecido. Este aspecto me interesaba mucho porque estaba bastante débil y no podía hacer gran cosa, pero era más importante la constancia que siempre mantuve. Conocía a una psicóloga y amiga que me aconsejó que me apuntase en un gimnasio para hacer aeróbic pues así trabajaría cuerpo y mente en un misma sesión. Siempre creí que este deporte era una tontería auténtica y ahora llevo ya once años practicándolo. Es tan difícil que, aunque consiga aprenderme toda la coreografía que tengo que seguir, el cuerpo no puede con ello….pero soy cabezota y no abandono. Hoy lo compagino con aparatos y así trabajo músculos más concretos, pues volví a nacer con cierta parálisis de las extremidades izquierdas. De todas formas la recuperación es muy, muy lenta y hay que ser fuerte y seguir porque no hay más vida que esta.

Voy también a clase de pintura porque me apasiona desde siempre y ahora que tengo tiempo para practicarlo lo hago con gran placer y de paso me trabajo la vista, que es lo peor que tengo. La lesión en la cabeza daño la parte del cerebro que controla la visión y entonces me cuesta mucho concentrar los ojos para leer, escribir, pintar..por ello me ayudo usando gafas y estando relajada, que se dice bien, pero lo hago siempre que puedo. Como disciplina aprovecho todas las noches para leer cuando todo está negro menos las letras y nada puede distraerme….que me conozco.

Pasaron los años, pongamos que fueron once y cada vez estaba mejor físicamente pero el cerebro seguía despertando y, surgían los problemas. Las preguntas y el darme cuenta de más cosas…qué espanto. Aquí es donde quiero hacer yo hincapié, en la práctica de anotar todas estas cuestiones en un diario, que me ha ayudado muchísimo para aclararme en mi vivir diario. Es curioso porque afloraban dos personalidades a través de mi mano, una es la de antes de mi accidente que me da ánimos porque me tranquiliza, me sosiega y me hace ver que en la vida hay pocas cosas importantes: la salud, la familia y unos servicios básicos que, por suerte, yo tenía cubiertos. No obstante muchas veces me situaba ante conflictos existenciales porque hacía pocas cosas y la vida es incluso estresante pensar en ella por la cantidad de cosas que hay…y una era muy lenta.

Todo lo que yo he conseguido hasta ahora fue gracias a mi tesón, mi búsqueda continua. Mi forma de ser abierta y optimista pero todo con la confianza de que mi familia estaba ahí, al menos al otro lado del hilo telefónico. Siempre estaba aprendiendo y como todo es relativo, lo primero que observaba es el lado positivo. Bueno, no es tan fácil pero debería de ser así.

Esta caja que tenemos encima de los hombros nos puede dar muchos problemas y necesitamos ayuda externa y uno mismo también debe ayudarse imponiéndose la paciencia y la perseverancia porque es seguro que el tiempo cambia las cosas y con tranquilidad se ven de otra manera.

Ahora han pasado trece años y necesito relacionarme más con esta sociedad, porque estoy segura de que merece la pena, pero vivo con cierta dosis de inseguridad que va reduciéndose a fuerza de aprender de la vida pero resulta imposible quitármela de encima…y tengo miedo de las personas, pues me doy cuenta de mi discapacidad aunque es “sólo” intelectual y no se nota. Necesito referencias de los amigos y si no, suerte, mucha suerte como la que yo deseo a todo el mundo, sobre todo a nosotros los discapacitados que nos hace falta, mucha falta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenas tardes Y.D.

Mi nombre es Susana. Yo también sufrí un grave accidente de coche el 15 de diciembre de 2004 cuando me dirigía al trabajo. Tuve un traumatismo craneoencefálico, como tú, y estuve durante diez días en la UCI, en estado de coma vigil. Fue un coma inducido, que los médicos provocaron mediante medicación para calmar mi cerebro.
Mis secuelas no han sido tan graves como las tuyas, sólo me ha quedado una paresia en el lado izquierdo de mi cuerpo, principalmente en la pierna.
Mis habilidades cognitivas quedaron dañadas los primeros meses: no podía tomar decisiones (ni tan siquiera elegir el color de un pintalabios), tampoco idear estrategias para conseguir objetivos, no tenía memoria, ni del pasado ni inmediata... Tenía muchas dificultades para expresarme, no encontraba las palabras adecuadas... ¡Y soy periodista! Te puedes imaginar el miedo que tenía pensando cómo iba a ganarme la vida...
Afortunadamente, mi marido y mi familia han estado pendientes de mí en todo momento. Con ayuda de una neuropsicóloga que me entrenó tras el daño cerebral, he recuperado todas mis habilidades o casi todas. Todavía me cuesta muchísimo trabajo concentrarme, tengo faltas de ortografía, a veces me cuesta mucho comprender las cosas que leo...
Al igual que tú, mis ganas de vivir y mi energía positiva me han ayudado muchísimo a superar el accidente... ¡y me siguen ayudando! La vida me ha dado, como a ti, otra oportunidad. Así que... ¡ahora celebro dos cumpleaños: el 7 de febrero y el 15 de diciembre!

Te envío un saludo electrónico cargadito de energía positiva y te paso mi teléfono por si necesitas charlar conmigo: 679 97 53 17

Unknown dijo...

¡Hola Yolanda!

De paso, también co mucho cariño saludo a Susana, la periodista.
Mira, yo me llamo Pablo. Mi caso, en cuanto a secuelas, se puede parecer "algo más" al de Susana (y digo algo más porque ningún caso es igual, y cada persona es un mundo diferente. Yo tuve un accidente el 2 de agosto de 1999Tenía 20 añitos. Como consecuencia,tuve un traumatismo craneoencefálico severo.Estuve 18 días en coma y otras dos semanas en coma inducido. En total 55 días en hospital. A partir de ahí, un año entero yendo a rehabilitación (física -4 meses-, 1mes al logopeda y los 12 meses enteros con una neouropsicóloga, que me ayudó muchísimo; más luego 2 años de revisión cada 6meses).Empezar a andar, a pensar ordenadamente, a leer y a escribir bien, a recordar cosas...
Por lo que he leído que escribes en tu blog, yo he pasado (y,a veces, sigo pasando)también las mismas etapas que tú has pasado: infantil, adolescente y,ahora, creo que algo más maduro; pero siempre es importante guardar algo de inocencia. He tenido tb. momentos muy duros y malos psicológicamente,haciéndome muchas preguntas, martirizándome...y, en definitiva, haciéndome (yo mismo) sentir mal.Pero esas mismas malas etapas me han enseñado y ayudado a ver que lo importante de la vida está en, como tú misma dices, vivir el día de hoy intensamente, en ilusionarse con los pequeños detalles de la vida, en rodearte de la gente que quieres y te quieren, en pensar que todo está bien y que si somos positivos y lo sentimos todo saldrá bien. En que si alguna vez nos vuelven a venir las cosas mal dadas, vamos a ser capaces de superarlo, porque somos los mejores y no pueden con nosotros, que experiencia en eso tenemos un rato...y, sobre todo, en estar tranquilos con nosotros mismos y en querernos todos los días. He intentado aplicarme esto todos los días desde que me levanto. Y me va funcionando, junto con la ayuda de mi novia, de mis mejores amigos y de mi familia.
Este año acabo Ingeniería de Montes, diez años después de iniciarla; fue un reto que me propuse desde el día q me di cuenta que había vuelto a nacer.Hoy tengo 29 años.
Yolanda, sigue luchando por lo que tú más quieres, vive tú vida todo lo más intensamente que puedas y siempre sin exijirte más de lo que puedas; que, si lo haces, ya bien hecho está. Y quiérete mucho.
Mira, al igual que Susana, si quieres llamarme alguna vez o escribirme por correo electrónico:
Pablo: 686829076
navarroruiz@gmail.com
Un besazo Yolanda